España no era hasta hace pocos años país de cerveza. El vino, herencia romana y católica y parte del ADN gastronómico de la Península desde tiempos inmemoriales, ocupaba todas las comidas del día, perfecto compañero de nuestra rica dieta mediterránea. Pero sin apenas hacer ruido, el dorado y amargo líquido procedente de la cebada se ha convertido en la bebida alcohólica más consumida por los españoles fuera del hogar, y “salir de cañas” forma parte ya de los hábitos más arraigados en el estilo de vida español.
A esta conquista cervecera han contribuido muchos factores, pero uno de ellos es sin duda la proliferación de una oferta infinita de variedades, tipos y orígenes de la cerveza, que además ha ganado muchos adeptos en los últimos años gracias al formato “artesanal”. Ahora las cervezas no sólo se consumen como aperitivo en las modalidades “caña” o “tercio”: se come y se cena con cerveza, hay maridajes, degustaciones, catas y hasta maneras de fabricarla en casa sin grandes dispendios.
Hoy por hoy existen en el mercado tantas clases de cervezas que conocerlas todas se ha convertido en un reto para los adeptos a esta antiquísima bebida. Se sabe a ciencia cierta que en el antiguo Egipto se consumía ya cerveza pero algunos estudios la sitúan incluso antes que al vino, del que se conoce presencia en el Neolítico. Desde Egipto la cerveza se extendió a todo el Mediterráneo pero los romanos, como ya sabemos, consumían vino, que era la bebida del Imperio; la cerveza, la de las clases bajas y los bárbaros del norte.
La Edad Media se considera la edad de oro de la cerveza. Se incorpora el lúpulo a la fermentación, que hace amarga la bebida y ayuda a conservarla. La reforma protestante se plasmó también en la popularización del consumo de esta bebida, que de alguna forma simbolizaba la ruptura con Roma. Los mediterráneos nos quedamos con el vino: los sajones, con la cerveza.
No existen ya esas fronteras. Tradicionalmente los países más tropicales y calurosos como México o India producen cervezas claras y ligeras, cervezas que se consumen frías para aplacar el calor, mientras que las rojas, tostadas y las más oscuras provienen de los países norte y centro europeos, Irlanda, Bélgica o Alemania, son pesadas, mucho más alcohólicas y se consumen templadas. Se supone que son estas últimas las de mayor calidad y las más apreciadas por los entendidos, pero en la actualidad en España, por ejemplo, se fabrica excelente cerveza de muchos tipos y variedades distintas y existen infinidad de microcervecerías además de la producción industrial de marcas españolas y extranjeras de gran consumo. Además, en nuestro país también se consumen cervezas de orígenes tan dispares como Japón, Nueva Zelanda o Sudáfrica.
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