Historia de las conservas
Las conservas son algo tan arraigado en la sociedad que en muchas ocasiones no les damos la importancia que tienen y han tenido en la gastronomía mundial. Hay muchas formas de conservar, pero todas ellas vienen de una necesidad común.
El ser humano pasó de ser nómada y recolectar y cazar sus alimentos, a la agricultura y ganadería. Estas prácticas trajeron grandes beneficios para las personas, pero había un pequeño problema que resolver, cómo conservar los excedentes de alimentos.
De esta necesidad surgieron las conservas, un invento maravilloso. Muchas veces se realizaba con sal o secando al sol dichos productos. Por muy obvio que parezca, los frigoríficos y congeladores no se inventaron hasta hace bien poco. También la revolución industrial trajo nuevas formas de conservar los alimentos, teniendo la, ya conocida por todos, lata de conservas. Esta lata surgió para poder conservar los alimentos de los soldados que luchaban en la batalla, permitiendo una mayor variedad de productos en sus dietas y rapidez a la hora de consumirlos.
Datos nutricionales de las conservas
Es cierto que las conservas pueden tener, por su forma de elaboración, una mayor cantidad de sal o azúcares. Esto no quiere decir que no sean saludables, si no que son productos de los que no hay que abusar y consumir a diario. Son muy útiles para esos momentos en los que no tenemos mucho tiempo, pero siempre recomendamos los productos frescos y cocinados por vosotros mismos.
En cuanto al valor nutricional, las conservas mantienen todas las cualidades del alimento. Los nutrientes, minerales, proteínas y demás, no se ven afectados en la elaboración de este tipo de productos.
Tipos de conservas
- En aceite
No se trata de un conservante en sí mismo, pero combinado con otras técnicas como el calor y el vacío, el aceite aporta una capa protectora a alimentos, como quesos, carnes y pescados, que los aísla del medio. Un ejemplo es la ventresca en aceite.
- En vinagre
Los más conocidos son los encurtidos. La acidez del vinagre crea un ambiente en el que es imposible la proliferación de microorganismos, aportando además su característico sabor.
- A la sal
El más antiguo y valorado método de conservación de alimentos. Este producto llegó a ser tan importante que se convirtió en forma de pago (de donde procede el salario). Con la sal se acelera la deshidratación de los alimentos para que no sea posible la aparición de organismos. El más apreciado por nosotros, y siendo ejemplo, es el jamón.
- Con azúcar
Es la manera de conservar alimentos dulces. Lo más típico es encontrar este método de conservación en mermeladas.
- Ahumados
El ahumado consiste en la combustión de materias como la madera. El humo de dicha combustión incide en los alimentos, eliminando cualquier tipo de bacteria o microorganismo. Este método no solo conserva, sino que aumenta el sabor proporcionando un toque característico. El salmón ahumado es quizá el más extendido.
- Deshidratación
Se deja secar los alimentos al sol, práctica de las más antiguas de conserva que se conocen. Es una forma de eliminar el agua de los alimentos, fuente principal para la vida de microorganismos. Hoy en día se utilizan también otros métodos más tecnológicos. Un ejemplo son nuestras setas deshidratadas.
- Congelado
Gracias a la tecnología podemos conservar nosotros mismos los alimentos frescos en caso de no consumirlos en los próximos días. La congelación corta el proceso vital de los microorganismos. Este método permite la conservación de una gran variedad de alimentos.