¿En qué lugar pasan los españoles más tiempo durante el mes de agosto? ¿Playa, montaña, ciudad o pueblo? ¿En la cama durmiendo, en la toalla tostándose o en el mar nadando? Ninguno de los anteriores: el sitio de referencia en el agosto costero español es, sin duda, el chiringuito.
Mucho más que un lugar donde uno simplemente calmar el apetito en las largas jornadas playeras de verano, el chiringuito constituye uno de los iconos de esta temporada. Se caracteriza por reunir, especialmente durante las horas centrales del día, a bañistas y adoradores del dios Ra que acuden en familia, pareja o amigos a degustar las especialidades propias de la zona acompañadas de cerveza fresca, tinto de verano o sangría. La visita al chiringuito suele rematarse con algún digestivo, combinado o cócteles propios de la estación como el mojito o el margarita. Normal que sea el lugar más frecuentado en las playas españolas. Sol, arena, mar… y chiringuito.
Hasta tal punto se disfruta en estos lugares que, cuando acaban las vacaciones, muchos echan de menos los animados ratos de charla alrededor de una mesa repleta de exquisiteces. ¿La solución para estos ataques de nostalgia? Reproducir en nuestro hogar ese menú tan característico del verano.
Aunque la mayor parte de estos establecimientos se ha actualizado de acuerdo con las exigencias de los nuevos tiempos (especialidades internacionales, oferta más variada, cocina abierta durante más horas del día), lo común en el menú de un chiringuito es la clásica paella, pescado fresco del día a la parrilla o en fritura, mariscadas y tapeo del que resuelve el almuerzo si no hay suficiente tiempo o hambre como para pedir tres platos. La idiosincrasia española tan presente en nuestra manera de comer, tanto en casa como fuera, se pone de manifiesto en el amplio y variado catálogo de tapas para compartir que se sirven en los chiringuitos. Olivas, gildas y banderillas de aperitivo para preparar el paladar, patatas bravas y alioli, ensaladilla rusa, salpicón de marisco, pulpo, mejillones a la vinagreta, rabas, tigres y croquetas, boquerones en vinagre, anchoas en aceite, y no suele faltar alguna buena tortilla de patata o un refrescante gazpacho. El repertorio completo de cocina clásica española propia de los meses de junio, julio y agosto.
Eso en lo concerniente al tapeo. Pero para honrar como se merece al templo del verano playero, lo suyo es, sin duda, armar una paella o una parrillada de marisco de las que hacen historia. Evocar el mar desde nuestra casa resulta mucho más fácil si preparamos una rica fritura de pescado y la acompañamos de un tinto de verano al que habremos añadido su correspondiente chorro de vermú. Incomparable.
Cambia el escenario, sí, pero, aunque no estemos ya de vacaciones, con los ingredientes idóneos podemos estirar algo más los días de verano… no tendremos más hasta el año que viene así que hay que despedirse como la estación merece.
Todas estas especialidades forman parte de la oferta de platos preparados y de alimentos frescos de Monte Pinos, y pueden adquirirse tanto en el supermercado online www.montepinoseleccion.es como en las tiendas físicas.