La Navidad es una de las fiestas más bonitas del año. Juntan a familia y amigos alrededor de una mesa en la que compartir platos especiales y brindar por la prosperidad de todos. Si todo comienza con Nochebuena y sus turrones y pasa por Nochevieja y las doce uvas, a todos se nos viene a la cabeza el final de las fiestas con el delicioso Roscón de Reyes.
Este postre (el actual roscón de reyes) tiene una tradición que se remonta hasta el siglo II antes de Cristo. Como toda fiesta y tradición cristiana, tiene su origen en una pagana. En la antigua Roma, se celebraban las fiestas “Saturnales”, dedicadas al dios Saturno, para festejar el paso de la época menos próspera del año a las dos más propicias para la agricultura y cosecha.
Durante esta festividad, los esclavos contaban con plena libertad y se les emancipaba de sus tareas cotidianas. Para ello preparaban una torta (que posteriormente cogería la forma del roscón de reyes) que rellenaban con frutos como dátiles, pasas o higos. Pero también había un ingrediente en su interior, un haba seca, la cual auguraba un próximo año próspero a quien le tocase en su porción de dicho dulce.
Esta tradicional receta del roscón de reyes, pese a sufrir variaciones, tuvo gran presencia en países como Portugal, Italia, Francia y España que se unió a la religión cristiana y la celebración de sus propias fiestas. Pero es en Francia donde el cocinero de Luis XV le introdujo al pequeño monarca una moneda de oro para contentarle, pasando así la tradición de un haba a una moneda, que posteriormente se cambiaría por una figurita. Así, a quien le tocase la pieza, se convertiría en el “rey” por un día.
En España, se cuenta que se introdujo esta tradición, pero se recuperó la antigua de añadir el haba seca. Teniendo por un lado el regalo querido por todos –la moneda- y el haba, que no hacía tanta gracia el encontrarla. De ahí que se introdujese en nuestro país la expresión “tonto del haba” o “tontolaba”, que era quien tenía que pagar el roscón de reyes.
Pues bien, nosotros no queremos que esta tan antiquísima elaboración termine, y queremos formar parte de la tradición de cada una de vuestras casas con nuestras fantásticas elaboraciones. Nuestros roscones pueden tener varios tamaños, para cada una de las necesidades de nuestras familias.
- ¼ kg (250g)
- ½ kg (500g)
- ¾ kg (750g)
- 1 kg (1000g)
Pero no solo la variedad está en el tamaño, sino que nuestros roscones pueden comprarse sin o con relleno (siendo este de nata, crema o trufa). No dudéis en mantener una tradición ideal para desayuno, postre o merienda, pero siempre con vuestros seres queridos cerca.
Puedes venir a comprarlo en nuestra tienda física o por la página web.