Lechuga y tomate: ensalada básica que no faltaba al menos una vez al día en los hogares españoles, completada casi siempre con cebolla, huevo duro y atún. Que levante la mano aquella persona en cuya casa no se ha servido la ensalada mixta de toda la vida.
El siglo XXI ha traído novedosas incorporaciones a la guarnición más popular de la cocina española junto con las patatas fritas. Quizá la mayor de todas las innovaciones ha sido la incorporación de nuevos ingredientes que sustituyen a la –aburrida para algunos- lechuga. La que fue reina de las ensaladas españolas vivió momentos de gloria cuando su presentación para la venta se adaptó a los nuevos tiempos y comenzó a aparecer en bolsas de hojas frescas, ya partidas, lavadas y listas para el consumo. A continuación se incorporaron nuevas variedades para competir con la lechuga romana, la típica de toda la vida: la trocadero, la batavia, el lollo roso, la hoja de roble, la iceberg (la lechuga menos lechuga de todas) y los inevitables cogollos de Tudela, que por cierto hicieron furor durante varias temporadas servidos con anchoas y vinagreta.
Pero en los últimos años hemos ido mucho más allá en cuestión de ensaladas. A la entrada en escena de las endivias y la escarola (ambas hortalizas son perfectas para las ensaladas de invierno) le sucedió el boom de los berros, los canónigos, la rúcula – omnipresente en muchos platos tanto si encajaba en ellos como si no – las espinacas y últimamente el kale, ese superalimento que ha rebautizado lo que las huertas españolas conocían como berza (muy frecuente en potajes norteños) y ahora está de moda encontrar en ensaladas. Y en todas partes.
Hoy por hoy no hay excusa para no consumir hojas verdes cada día, puesto que la variedad y presentación de este producto se han multiplicado y prácticamente hay una bolsa fresca distinta para cada día de la semana.
No obstante, conviene recordar que aún existen y vale la pena consumir las lechugas completas: verdes, fragantes, sabrosas y estacionales. En primavera lo propio es la variedad romana (también conocida como oreja de burro), en verano la vistosa y crujiente maravilla de verano – del tipo trocadero – y para el invierno las ya mencionadas escarola y endivias. La lechuga contiene mucha agua y fibra, que la hacen saciante y digestiva, idónea para dietas de control de peso, es rica en vitaminas y consumida por la noche, ayuda a conciliar el sueño.
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