Llega el calor y con él, los días de planes en terrazas, las tardes de piscina o las escapadas a la playa. Son momentos divertidos en los que recargamos pilas para el invierno, pero debemos tomar algunas precauciones y proteger nuestra piel, que, con el buen tiempo, está expuesta 24 horas al día.

El sol, en su justa medida, no sólo es positivo, sino muy necesario. Nos ayuda a procesar la vitamina D, fortaleciendo nuestros huesos y dientes, estimula el sistema inmunitario, mejora la calidad del sueño, levanta el ánimo… Sin embargo, en exceso, puede llegar a ser muy agresivo.

Los expertos recomiendan evitar las horas de más intensidad y usar protección solar, pero en Monte Pinos Selección consideramos que comer sano es vivir sano, así que hemos investigado un poco para descubrir cómo beneficiarse del sol desde dentro, con una sana y correcta alimentación. Aquí van algunos de los trucos alimenticios que hemos descubierto:

1.- Mucha, mucha Vitamina C. Es un potente antioxidante y nos ayudará a prevenir el envejecimiento cutáneo y a neutralizar los radicales libres. Además, es esencial en la síntesis de colágeno, imprescindible para que los tejidos se mantengan saludables.

¿Y dónde encontramos Vitamina C? Pues en los cítricos y frutas como Kiwi, papayas o fresas. En cuanto a las verduras, los pimientos, en especial los amarillos, seguidos de los rojos, y, por último, los verdes. La col verde, el berro, el brócoli, la coliflor y las coles de Bruselas son también alimentos ricos en esta vitamina.

2.- El Omega 3 ayuda a mantenerse hidratado y prevenir quemaduras, reduciendo el efecto dañino de los radicales libres. Esto no significa que pueda sustituir a la protección solar, pero sí que una toma regular de esta sustancia mejorará el aspecto de nuestra piel y la ayudaremos a defenderse de la radiación.

Los pescados azules, como el salmón, las anchoas, las sardinas o el atún, la yema de huevo o los frutos secos son fuentes naturales de Omega 3. También lo son vegetales como las espinacas y lechugas, soja y pepino y, de nuevo, el brócoli o las coles.

3.- Betacarotenos. Difícil de pronunciar, pero fundamentales en la producción del vitamina A. Además de ayudarnos a tener una piel más suave y tersa, son también responsables de que “cojamos un poco de color”, ya que en realidad son un pigmento que tiñe las células y les da un tono más tostado. Además, la vitamina A tiene importantes propiedades antioxidantes imprescindibles para protegernos del sol.
Se encuentra principalmente en las frutas y verduras de color naranja, amarillo, rojo y verde, y el alimento estrella es la zanahoria, seguida del mango, los tomates y también los melocotones. Las verduras de hoja, como espinacas o acelgas contienen también esta sustancia.

Cuanto antes empecemos a consumir alimentos con betacarotenos mejor prepararemos nuestra piel para un bronceado más bonito y duradero y una piel más protegida durante el verano.

4.- Leche y pan integral para desayunar. Los lácteos y las legumbres y cereales tienen mucha vitamina B, que se encarga de mantener la piel activa e hidratada. ¡Y tendrás un bronceado más saludable!

5.- Bebe mucha agua. En verano, es fundamental cuidarse para mantenerse hidratado. Lo agradecerá nuestro organismo por dentro y, seguro, se notará en nuestro aspecto por fuera. Mejor agua, siempre, que bebidas azucaradas. En todo caso, zumos naturales sin edulcorar. ^

Es fácil, ¿verdad? Ensaladas fresquitas, zumos, gazpachos, pescado para cenar… una dieta variada y equilibrada que nos ayudará a cuidarnos por dentro… y por fuera. Ya lo sabéis, ¡comer sano, es vivir sano!